viernes, 8 de mayo de 2020

La evolución de los modelos pedagógicos del siglo XX como transcendencia al aprendizaje autónomo

     A lo largo de los años han surgido diversas teorías sobre la mejor manera como se puede dar el aprendizaje óptimo y como este se puede direccionar a favor del estudiante con el fin de desarrollar sus potencialidades como sujeto pensante y generador de aprendizaje autónomo. Se ha pasado desde teorías rusticas y autoritarias a unas más amigables con los aprendices en su interacción con las personas y los objetos.  

     Para empezar, parte de la pedagogía del siglo XX estaba centrada en introducir información al aprendiz de manera desmesurada para que lograra, según en esos tiempos, una mayor comprensión del entorno y por lo tanto una mejor facultad de decisión. Además de ello, este tipo de concepción no se centraba en cómo se producía el milagro de la adquisición del conocimiento, sino en que “la evaluación del aprendizaje iba dirigida al resultado, los ejercicios evaluativos eran esencialmente reproductivos” (Pérez, 2004, p.41).

     Posteriormente, se engendra una nueva pedagogía enfocada a la concientización de cada uno de los ciudadanos y su repercusión en la sociedad. Esta, ahora se enfocaría en la persona que aprende enseñándole a través de métodos especiales de lectura y escritura con el fin de incentivarlos en sus procesos de reflexión de sí mismo y de pensamiento crítico como parte fundamental en las decisiones de una comunidad. De este modo lo que pretende Freire es “hacer que la conciencia convertida en una estructura rígida, inflexible y dogmática, se vuelva una estructura dinámica, ágil y dialéctica que posibilite una acción transformadora, un trabajo político sobre la sociedad y sobre sí mismo” (Pérez, 2004, p.42).

     Luego, surge una pedagogía que se centra en los periodos en los cuales se va desarrollando el aprendizaje de un ser humano. Este modelo operatorio de Piaget parte desde el momento en que el ser humano poco a poco va desarrollando sus capacidades motrices, el reconocimiento de objetos y su interacción con ellos, operaciones mentales hasta llegar a las estructuras lógicas más complejas de su pensamiento. De este modo, se genera un equilibrio paulatino, pues según Pérez (2004) “es la categoría fundamental para comprender la relación entre un sistema vivo y su ambiente” (p.50). Es decir, el cambio y la adaptación con el medio explotan el potencial que puede llegar a desarrollar el ser humano.

     Después de ello, se descubre que el proceso de aprendizaje es una construcción que realiza el sujeto pensante en su interacción con el ambiente que lo rodea. De este modo, cambia la pedagogía en las aulas de clase para que el profesor direccionando el aprendizaje del estudiante pueda lograr una construcción de sí mismo, como lo afirma Pérez (2004) “Cada persona “construye” su realidad, su representación del mundo, en función de su viabilidad, por lo que no cabe en la opción constructivista hablar de verdad absoluta, de objetividad del conocimiento” (p.54).

     Por otro lado, a medida que se va a avanzando pedagógicamente para encontrar las mejores maneras de enseñar, también se evoluciona en cuanto a la dirección de la educación de los estudiantes. Una de ellas es su desarrollo de una habilidad de aprendizaje autónomo como requisito de un papel activo para la adaptación de si mismo en sus diversos entornos comunicativos. De este modo, Chica (2010) define el aprendizaje autónomo como “una forma de aprender a educarse para la vida laboral, profesional, familiar y sociocultural, a partir de la autogestión del conocimiento individual y el trabajo cooperativo” (p.160). Por consiguiente, se prima por el desarrollo de un ciudadano capaz de aprender continuamente tanto en dimensiones cognitivas, sociales, culturales y tecnológicas.

     Entonces, para hacer posible el aprendizaje autónomo se necesita autodisciplina para llevar acabo planes de estudio con el fin de lograr los objetivos propuestos por el aprendiz al propio ritmo y por medio de estrategias que ayuden en ese proceso. Por ejemplo, el trabajo en equipo genera un ambiente interno de disponibilidad y motivación para directamente o indirectamente adquirir un nuevo conocimiento.

Aprender a interactuar con otros es aprender a reconocer la asertividad del conocimiento mancomunado, producto de una reflexión social que logra falsear o validar la dialéctica de un conocimiento sustentado en el error o la certeza con base en la confrontación del conocimiento objetivo. (Chica, 2010, p.173)

     En este sentido, los factores que intervienen en el proceso de aprendizaje autónomo se deben de tener en cuenta tanto por la persona que aprende como el profesor que incentiva su desarrollo. Uno de ellos es la motivación que tiene el aprendiz para direccionar su aprendizaje, es decir el combinar lo que desea alcanzar con lo que lo apasiona y lo hace sin tener en cuenta el tiempo. Segundo, los individuos de nuestro entorno representan un papel importante en el desarrollo de la habilidad de interactuar y dialogar, pues de este modo se obtienen resultados beneficioso. Chica (2010) afirma:

Las personas que más se relacionan son las más exitosas, pues descubren en las otras personas mundos diferentes de los que se aprende, y con ellas se pueden verificar procesos de aprendizaje bajo diversas concepciones que culminan en un trabajo de decantación y confrontación entre la teoría y la práctica del conocimiento como tal. (p.173)

     Por otro lado, es de gran importancia que el aprendiz tenga bien definido los objetivos en su proceso de aprendizaje, pues de este modo tendrá planteado implícitamente el nivel de dedicación y trabajo de calidad que ello implicará. Según (Crispín, L., Caudillo, L. & Esquivel, M., 2011) “Es importante que el profesor establezca claramente el objetivo de trabajo, además que el alumno tenga conciencia de qué es lo que se espera de él y comprenda la demanda del trabajo que tiene que realizar” (p.50). Por lo tanto, el papel del docente es velar para que el estudiante tenga establecido sus metas a corto, mediano y  largo plazo para que los estudiantes puedan generar cambios en sus procesos de pensamiento aplicados.  

Conclusiones 
  • La  pedagogía en las aulas de clase se debe direccionar por parte del cuerpo docente y el sistema educativo para que fomente en el estudiante el aprendizaje autónomo dado que el  proceso de aprendizaje es una construcción que realiza el sujeto pensante en su interacción con el ambiente que lo rodea. 
  • Aunque para el desarrollo de un buen ejercicio de aprendizaje autónomo es necesario el trabajo en equipo para adquirir nuevos elementos cognitivos a través de la interacción, es promordial que el estudiante disponga  de autodisciplina para llevar a cabo sus planes de estudio con el fin de lograr los objetivos propuestos por el mismo a su propio ritmo y por medio de estrategias que ayuden en ese proceso.  
  • El  rol del docente es fomentar en el estudiante el establecimiento de sus metas a corto, mediano y  largo plazo para que los estudiantes puedan generar cambios en sus procesos de pensamiento aplicados. De  este modo el alumno tendrá planteado implícitamente el nivel de dedicación y trabajo de calidad que ello implicará.
Referencias
Arias, N., González, K. & Padilla, J. (2010). Educación a distancia y educación virtual: una diferencia necesaria desde la perspectiva pedagógica y la formación del ser humano. 9(3), págs. 206 - 221. Obtenido de https://hemeroteca.unad.edu.co/index.php/revista-de-investigaciones-unad/article/view/726
Chica, F. (2010). Factores de la enseñanza que favorecen el aprendizaje autónomo en torno a las actividades de aprendizaje. (6), págs. 167 - 195. Obtenido de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3709190.pdf
Crispín, L., Caudillo, L. & Esquivel, M. (2011). Capitulo III: Aprendizaje Autónomo. Aprendizaje Autónomo Orientaciones para la docencia, págs. 29 -38. Obtenido de http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/dcsyp-uia/20170517031227/pdf_671.pdf
Perez, P. (2004). Revisión de las teorías del aprendizaje más sobresalientes del siglo XX. 5(10), págs. 39 - 76. Obtenido de https://www.redalyc.org/pdf/311/31101003.pdf
Yong, E. & Bedoya, D. (2016). De la educación tradicional a la educación mediada por TIC: Los procesos de enseñanza aprendizaje en el siglo XXI. Obtenido de Encuentro internacional VIRTUAL EDUCA: https://acceso.virtualeduca.red/documentos/ponencias/puerto-rico/1061-184b.pdf

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