“La
competencia comunicativa son esas formas mediante las cuales las personas
pueden establecer interacciones con otras personas y con su entorno.” Estas
competencias se adquieren por medio de la interacción en los ambientes familiares,
escolares, sociales e institucionales. Las competencias comunicativas están
divididas en siete competencias más, y ellas son:
La competencia lingüística, está
relacionada con la adquisición y desarrollo del lenguaje, como el pensamiento
que esta determinado por el lenguaje, es decir, sólo podemos pensar aquello que
nuestras palabras nos permiten.
La competencia
paralingüística se trata de un conjunto
de elementos adicionales que acompañan al lenguaje, ya sea oral o escrito, y
que ayudan a complementarlo. Por ejemplo, las palabras que transmitimos a
las demás personas pueden ser entendidas de diferente manera según la entonación
e intencionalidad que le demos al decirlo. En el caso del leguaje escrito, son
los recursos gráficos que usamos para adornar un texto, como las márgenes,
negritas, etc. Por consiguiente, estos influyen en la forma como los interprete
el lector.
La competencia pragmática es el desarrollo de las capacidades para convencer y persuadir a las demás personas. La razón por la cual no comunicamos es porque deseamos influir en las decisiones, opiniones, conocimientos y actitudes de los demas. Esta competencia es fundamental, porque a diario debemos tomar decisiones y necesitamos del apoyo de otros para que éstas se efectúen.
La competencia pragmática es el desarrollo de las capacidades para convencer y persuadir a las demás personas. La razón por la cual no comunicamos es porque deseamos influir en las decisiones, opiniones, conocimientos y actitudes de los demas. Esta competencia es fundamental, porque a diario debemos tomar decisiones y necesitamos del apoyo de otros para que éstas se efectúen.
La competencia textual se trata de
la producción y comprensión de textos escritos. En la comprensión de un texto,
se necesita tener buena concentración a la hora de leer. En cuanto a la
producción de texto, se necesitan habilidades como lo cognitivo, comunicativo y
lo técnico. La primera es tener los conocimientos sobre lo que voy a hablar; la
segunda es tener habilidades por medio de las cuales me pueda hacer entender y
la ultima se trata del manejo de dispositivos para escribir: la pluma, el
lapicero, la máquina de escribir, el computador, entre otros.
La competencia
quinésica es la encargada de aconsejarnos cómo debemos manejar nuestro cuerpo
según el contexto en el cual nos encontremos, como la postura del cuerpo, los
gestos, la mirada, el rostro, el cabello, las manos, etc. Por consiguiente, por
medio de esta competencia se puede enfatizar o contradecir lo que se dice con
las palabras.
La competencia
proxémica es la producción de
significados a partir del manejo de las distancias. Nuestro cuerpo delimita
algunos espacios, donde unos pueden entrar y otros no, como nuestra habitación.
Edgard Hall nos dice que el ser humano tiene territorios y son cuatro:
la burbuja íntima, donde se presenta la intimidad, y solo uno puede
entrar; la burbuja interpersonal, donde interactuamos con nuestros amigos,
familiares y conocidos; la burbuja social, personas que las hemos visto
y las identificamos por medio de lugares, como la universidad. Por último, la burbuja
pública donde no conocemos a nadie.
La competencia cronética se divide
en dos: en tiempo y espacio, el espacio se vio en la proxémica. La primera es
entendida como el manejo de la
comunicación en el tiempo, la producción de significados con y desde la coordenada tiempo. Es decir, que hay que hablar en el
momento apropiado.
En conclusión, cada uno de los elementos que conforman la competencia comunicativa son importantes a la hora de comunicarnos ante la sociedad, y más aun cuando alguien es profesional y le es necesario expresarse correctamente, como los profesores, consejeros, políticos, entre otros.
En conclusión, cada uno de los elementos que conforman la competencia comunicativa son importantes a la hora de comunicarnos ante la sociedad, y más aun cuando alguien es profesional y le es necesario expresarse correctamente, como los profesores, consejeros, políticos, entre otros.
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